abiertos los dubitativos ojos
tras los que aún se mueven los despojos
de los sueños. Ver tu rostro me salva.
Echada en la espuma de un mar naciente
de mí absolutamente ajena, mece
tu respiración deseo, que ofrece
y que niega, en su ir y venir ausente.
Despertarme en tu belleza. Quisiera
morir. Partir envuelto en tu perfume.
morir es despertar en lo que uno ama.
En tu calor extraviarme. Quisiera
matarte. Verte embebida en mi llama.
no querer lo que quiero me consume.
Roberto Malatesta
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