conocía de sobra lo efímero de la felicidad, la simpleza brutal con que los zarpazos del destino son capaces de llevarse por delante lo que creemos duradero e ilusamente establecido. Con todo y con eso, habría dado la única pierna que le quedaba entera por haber vuelto a sentir en su alma la sensación del enamoramiento grandioso y confiado de cualquiera de ellos dos...
María Dueñas
"Misión Olvido"
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